domingo, 13 de marzo de 2011

FLOTANDO EN PLATAS

Cuando nos situamos frente a esta obra de Andrés Rueda no podemos por menos que observar que la luz destruye y consume las formas, dejando un espacio abierto a un referente (de un rincón cualquiera de la naturaleza) que despierta en el receptor sensaciones que evocan lo eterno y lo inmutable.
El tiempo se detiene en la quietud del agua en donde los ramajes, acariciando la superficie del agua flotan en el primer plano de la parte inferior del lienzo.
Para su consecución, con inusual atrevimiento y valentía, utiliza todo tipo de materiales (texturas conseguidas a base de sedas pegadas, pan de plata, resinas y veladuras)
Por encima, toda una fiesta de colores en donde los ocres personalizados se mezclan con colores puros, sin mezcla, con zonas calientes, distribuidas de forma libérrima, sobre un fondo azul para conseguir formas más suaves y encontrar el equilibrio de unas aguas apacibles, en donde se reflejan el destello de árboles insinuados y la sombra ocre de los ramajes.
A la derecha, también, en primer plano, la luz se sustenta en una mezcla de azules que de manera evanescente se enhebran hacia la conquista de la luz, de tal suerte, que avanzan hacia colores fríos con un sentido de la armonía que provocan el equilibrio de las formas y, que van ascendiendo hacia las áreas más amplias (del segundo plano) hasta conseguir la culminación de la luminosidad y la atmósfera.
En el tercer plano, toda una gama de singular policromía, con gran domino del esfumato y, así, producir una sensación de profundidad y lejanía, aunada a la forma de tirar los colores que se asemeja al puntillismo, con zonas abiertas y fugas en todas las direcciones sobre la poesía de los azules.
Andrés Rueda tiene un sentimiento íntimo y profundo de la naturaleza y una fuerza en su pincelada que hace que en sus obras haya más emoción y sentimiento que ciencia y academicismo, es un pintor romántico o quizá neoimpresionista, lejos de la severidad de las normas, pues mediante el color capta la atmósfera, la luz y la naturaleza real, donde no hay lugar para los contornos definidos.
A. Machado dijo: “el impresionismo es una pintura de ciegos que quiere alcanzar la luz”.
De Pedro López Ávila a FrandePaula. Gracias AMIGO.