jueves, 12 de marzo de 2009

APRENDER A LEVANTARSE

Cuentan que un burro viejo cayó a un pozo seco. Al no poder sacar­lo, el amo con mucho duelo pidió ayuda a los vecinos para enterrar­lo y tapar el pozo. Al principio, al ver que le lanzaban tierra y piedras, el burro se resignó, pero luego co­menzó a sacudirse y a patear. El pozo seguía cegándose pero él iba quedando sobre la tierra aplasta­da y así logró salir. Cuando nos ca­emos o somos amenazados tenemos el reflejo de sacudirnos y pa­tear; puede ser primitivo pero ayu­da a salir a flote.
Para aprender a caminar, a ve­ces hay que caer y levantarse. Lo importante no es no caer nunca si­no saber incorporarse tras las caí­das, porque de vez en cuando la vida nos envía al suelo. Puede ser en el trabajo, en el amor, en la sa­lud... ¡Y cómo duele!

­Lo siguiente es aprender a levantarse. Si se toma la caída como una experiencia de la cual se aprende, los problemas se convierten en oportunidades.